Como Gainsbourg, yo también vengo a deciros que me voy. Pero sólo un rato. Llevo varios meses enfrascada en la edición del libro recopilatorio de Soft Power, que deberá entrar a imprenta justo después de navidad.
La brillante idea de combinar la ansiedad que de por sí dan esas fiestas con la que te provoca cerrar la edición de un libro, sobre todo si es la primera vez, no se me ha ocurrido a mí. Son cosas del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, que responde a las convocatorias de subvenciones en pleno mes de agosto, te entrega el dinero (sólo una parte) a mediados de noviembre y te exige que concluyas el asunto en enero. Ellos dicen que es por cuestiones de burocracia; yo estoy convencida de que es una forma de volver a seleccionar a los solicitantes por su capacidad de resistencia y gestión del equilibrio psico-emocional.
Que coincida con navidad es aún más jodido en el caso de este libro, pues está lleno de referencias a la industria de la alimentación que, como sabeis, cría a las vacas en sus propias heces, ceba a los pollitos con hormonas que les hacen crecer tanto las pechugas que se arrastran por el suelo y, en general, nos está envenenando lentamente con un montón de porquerías.
El libro será algo entre un catálogo de los proyectos presentados – con sus textos, sus imágenes y en algunos casos, re-ediciones de los materiales gráficos – y una recopilación de textos breves de gente que ha participado o han sido una influencia de peso para el proyecto. El diseño y la maquetación los hace Susanne Probst. La publicación y posterior distribución corren a cargo de la productora de arte consonni. El libro se podrá descargar online y comprar en las tiendas.
Así que, salvo que me dé un brote de madrugada, probablemente el próximo post será para decir que el libro ya existe, que pesa, que huele y se puede tocar, y que está lleno de errores de los que (espero) sólo me dé cuenta yo. Os deseo unas felices fiestas.
Estupendo, vendrá a la estantería y recibirá las consabidas dosis de rotu fosfo verde y alguna que otra anotación. Viejuno asunto ese de leer en papel al que vivo atado cuando de un libro se trata.
Ánimo, compañera, que las navidades no todos los años traen un libro bajo el brazo.
Yo también soy de subrayar los libros Julen, pero en rotu fosfo verde?! Me has estremecido.
Wow… Estrés psico-literario-social en las fiestas y con un libro en el horizonte. Eso es heroicidad cultural. ¡Ánimo y a disfrutarlo!
Hola!!!
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Un beso!
Gracias Perla 🙂