Actualización. Acabada la sesión de secado, la operación final ocurrió aquí. Y funciona. Noble oficio, la electrónica.
Tras abrir la parte trasera, constatar la dimensión de los daños -todo pegajoso, fuerte olor a café-, consultar algunos manuales de ayuda y pedir socorro en las redes sociales -mil gracias @twitteras-, decidí recurrir a un profesional. Servando se pasó toda la tarde del sábado conmigo desmontado la placa base -por cierto, por dentro los Macs son como los muebles del Ikea, todo de chichinabo- y limpiándola con agua destilada a punto de ebullición. Ahora está secándose, enterrada en un nicho de arroz. La pasta del heatsink probablemente se habrá estropeado, pero dice el experto que es genérica y se puede comprar en cualquier sitio (típicas ofertas del ultramarinos). No sabemos si lo vamos a revivir. Las probabilidades realmente son pocas. La garantía, claro, está caducada.
La amante que nunca te deja.
Y esta de aquí es mi vieja Supratech, superviviente mil batallas, testigo y compañera de vida desde que la compré a plazos en Barcelona allá por el 2003. Sólo acepta sistemas operativos de familia libertaria, no le gusta escuchar música ni ver vídeos, ni tampoco las webs muy diseñadas, el skype le cae particularmente mal y la pantalla emite una luz mortecina que te quema los ojos y hace casi imposible la procastinación. Si abres más de dos aplicaciones al mismo tiempo, se agobia y te la lía parda, y para pasar de una a otra resuena con un murmuro prolongado como diciendo: hhhmmm… me lo tengo que pensar. Es una máquina que no quiere dejar de ser máquina, que no quiere disimular haciéndose pasar por un montón de sinápsis que no tienes. Y además es solidaria con otras máquinas, no totalizadora como las que hacen ahora: desde que he vuelto a ella, escucho radio formulas con el transistor de la cocina y me paso el día tarareando baladitas.
Mañana temprano cojo un avión a Barcelona para dar un curso en la Escuela de Verano de la UB y al día siguiente desaparezco hasta finales de agosto. Cuando vuelva, tendré 35 años.
Te mando mucho ánimo en ese intento desesperado de recuperación.
Casualmente me he visto inmersa en dos muy parecidas esta misma semana, la más grave me tiene en vilo hasta mañana, ante la minúscula posibilidad de recuperar todo el contenido audiovisual que entra en 1TB de memoria externa.
En todo caso me he sentido impulsada a comentar porque me ha gustado tu relato de esta tragedia doméstica, ¡no por ello menos salvaje!
querida, no tienes desperdicio… harawayiando relato siglo veintiuñero..
me encantaría verte en bcn. muaka
helen
Yo siento la catastrofe (vi la peticion de auxilio ese dia, pero no podia hacer mucho), pero esto…, esto me ha emocionado. Creo que nunca me habia sentido tan estupidamente geek, demonios.
Que reviva el bicho, tenga unas buenas vacaciones y entre todo lo insensatamente que pueda en la nueva edad!
si lo revives… os puedo mandar el mío? yo no lo conseguí, pero tampoco sabía de todas esas cosas que pones!
Happy Holidays!
Zorionak tronca!!
Yo hace ya casi un mes que estoy instalado en los 37… Por ahora no he notado nada.
Tu subconsciente ya te ha hecho un buen regalo. Es cierto que tenemos formas de inteligencia sin explorar que son la bomba.
Muchos besos
porqué no hablas de terrible traqueteo de las teclas de la “máquina original”?
Pura poesía geek este post. Me ha encantado. ¿Se recuperó tu Mac? Por cierto, todos tendríamos que tener un Supratech en la vida, esa cosa robusta y sólida que hace lo que tiene que hacer cuando lo necesitas… (¡Y felicidades por tus 35!! Al final te das cuenta de que no duelen…)
Buenísimo post. Ya nos dirás cómo acaba la historia…
Larga vida al Mac!
Y felicidades!