Llamo coartada ballardiana al mecanismo por el cuál algunos snobs, entre los cuáles me cuento*, al practicar el vacacionismo de toda la vida (playa, sol y circo) nos convencemos de que en realidad estamos haciendo un ejercicio de observación cultural**. Los demás, cuando se comen la paella con olor a crema, la disfrutan como cerdos y punto. Pero nosotros no, nosotros somos turistas cultos. Sabemos que existe una relación estrecha entre esa experiencia -por lo demás, super cutre- y el turismo de masas, la especulación inmobiliaria o la estética del cine costumbrista español de los sesenta; y somos conscientes de que echarse la siesta bajo la sombrilla o contemplar un atardecer ante el litoral urbanizado son actos con tanta densidad de referentes sociales, históricos y culturales como un tapiz flamenco del siglo XVI. Pero los demás no, porque son idiotas -los demás siempre lo son- y no han leído a J.G. Ballard ni nada de teoría cultural.
Amigos y amigas snobs, que sé que sois legión (ahora direis que vosotros noooo), dejémonos de gaitas. Los de la toalla de al lado participan de la misma experiencia, con la misma intensidad, y también nos observan por el rabillo del ojo pensando que ellos, ellos sí, son diferentes. Yo me voy a Alemania, porque el agostismo lo he hecho en julio, pero os estaré observando: haced el favor de poneros muy morenos, comer paella con mucha arena y subir esas fantásticas fotos al Facebook, aunque sean una mierda; el tiempo y los snobs del futuro sabrán darles su justo valor.
* También es un rasgo de carácter de “nosotros los snobs” que nos gusta explicar los chistes.
** Otros, que no son snobs pero les gustaría, dicen que lo hacen por los niños; viene a ser lo mismo. En lugar de ballardiana en este caso podríamos hablar de la coartada de la colchoneta de Bob Esponja, pero como no tengo niños no sé bien cómo se manifiesta.
Me temo que este año quedo sin vacatas pero observaré muy de cerca a los turistas que vengan por aquí y utilizaré los mismos principios observatorios machacantes tal que si me hubiese ido al Caribe, que seguro que va a ser lo mismo .
Jaja…me imagino a todos los turistas en las costas de Benidorm pensando que son (somos) diferentes. La antropología ayuda mucho a ir por el mundo justificando pecados veniales con la coartada del observador. ¡Con lo bueno que es abandonarse y disfrutar!
si si, cuando ví la viñeta de Forges pensé este cabrón, con lo a gusto que me quedo yo con mi coartada ballardiana (es que me encanta hacer el dominguero 🙂
Los comentarios en el FB: http://www.facebook.com/#!/notes/maria-ptqk/la-coartada-ballardiana/447288863108
(creo que hay que ser mi “amigo” para leer mis notas, a ver si lo puedo cambiar)
Muy buena la entrada. Tienen tela las coartadas, y qué creativos somos para camuflarlas. Sospecho que la Ballardiana se da menos entre los nativos del Sur, en Málaga donde vivo. Creo que aquí somos más “cerdos” que “antropólogos” comiendo paella y otras hiervas. No es mi caso, debo confesarlo 🙂
Seguiré leyéndote, me gusta tu estilo…
Sí, los demás siempre son idiotas, o, por lo menos, un poquito más idiotas que nosotros.