Histeria, vibradores y la mística del pene duro

En 1999 la historiadora Rachel P. Maines escribió un libro tan valiente sobre el orgasmo femenino que le costó su puesto en la universidad. En realidad, tampoco era para tanto. Sólo relataba, amparada en abundante documentación científica, el modo en que la comunidad médica negó durante varios siglos la importancia el clítoris en la sexualidad de las mujeres y el papel que, en este fraude científico, jugó una enfermedad confusa que todavía hoy conocemos con el nombre de histeria.

El libro en cuestión, con el que Maines salió de la academia para entrar en la historia del ensayo feminista, y que once años después de su publicación acaba de ver la luz en castellano en la editorial milrazones, es “La tecnología del orgasmo. La histeria, los vibradores y la satisfacción sexual de las mujeres”, un recorrido por la genealogía del vibrador y su problemática relación con el modelo de sexualidad androcéntrica.

Según los registros de la historia médica, las primeras máquinas vibradoras aparecieron en los gabinetes médicos en la segunda mitad del XIX para tratar a las mujeres con problemas de nervios, apatía, anorexia, frigidez y una extensa colección de patologías englobadas bajo el oscuro paraguas de la histeria. Algunos textos del Renacimiento ya incluían indicios de que los “masajes rítmicos en la zona vulvar” aliviaban el malestar psicológico de muchas mujeres pero los especialistas médicos se resistían a aplicarlos argumentando que, además de “tediosos y difíciles de aprender”, les exigían “demasiado tiempo”. Durante siglos, the job nobody wanted, como lo llama Maines, recayó en las comadronas a las que, por su condición de subalternas, se les atribuían las tareas que sus superiores varones no tenían tiempo o ganas de realizar.

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4 Responses to Histeria, vibradores y la mística del pene duro

  1. farala says:

    llego hasta aquí recomendada por beluga y me encuentro con este espacio alucinante. tu post es simplemente buenísimo. consigues informarme de dos cosas que no sabía. que los vibradores empezaron a usarse por prescripción facultativa (¿y cómo iba a ser de otra manera??) y que las comadronas han pajeado a mujeres durante siglos.

    mil gracias

    beluga: http://www.blogger.com/profile/09890412722454171673

  2. June says:

    Al leer este artículo, Lucía (la impulsora de Pikara más experimentada y probablemente la más exigente y ambiciosa) me dijo: “Estas son el tipo de cosas que necesitamos publicar en Pikara”. Gracias, guapa

  3. Txopi says:

    Ups, me he confundido de post 🙂

  4. Flav says:

    Yo también noto un alivio en mis histerias si me rozo la zona…

    Es el próximo libro en mi lista (cuando dos amig@s te lo aconsejan no hay duda)

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