Publicado en Mugalari / julio 2008
Más allá del mensaje político que razonablemente se espera de ellos, los spots electorales se han convertido en un género audiovisual que
Fito Rodríguez y
Jorge Luis Marzo exploran en una exposición en el
Palau de la Virreina de Barcelona.
Algunos chupan de la parodia, otros del lenguaje periodístico, otros incluso del espectáculo deportivo o el videoclip. Pero todos comparten una misma finalidad: captar la atención y el voto del telespectador. El marco de estudio de “Spots electorales”, proyecto curatorial a medio camino entre el archivo audiovisual y la investigación sociológica, es temporal y espacialmente exhaustivo: incluye un total de 2.800 spots de 70 países diferentes desde 1989 hasta la actualidad, divididos en dos grandes apartados. Por una parte la muestra, en la que se pueden visionar unos 400 spots ordenados en base a los temas más recurrentes: provoto, patria, catástrofe, mano dura, lágrimas, cambio, ficción, animación, musical, parodia, televisión y series. Y por otra, un dispositivo interactivo que da acceso a la totalidad del material.
En el recorrido se entiende que, más allá de las lecturas ideológicas obvias (izquierda/derecha, conservador/progresista, etc.) el spot electoral puede ser analizado como un género en sí mismo, con sus propios recursos visuales y narrativos. Un género cuya evolución ha sido paralela a la del del medio televisivo y la publicidad y que suele ser una mezcla de otros lenguajes ampliamente desarrollados en la televisión: anuncio comercial, ficción, documental, propaganda militante, etc. La transformación de la comunicación audiovisual -y los cortísimos plazos de las agendas políticas- también han dejado su huella. El spot electoral es cada vez más breve y conciso, más publicitario.
El objetivo es crear un buen logo, una buena cuña, un buen lema que capte la atención inmediatamente y concentre, simplificándolos, un puñado de mensajes políticos capaces de instalarse en el imaginario del espectador-votante con facilidad, sin perder el tiempo en matices. El target es fundamentalmente el electorado indeciso, un porcentaje en crecimiento en todo el mundo sobre el que se juegan las posibilidades de éxito o fracaso de las diferentes propuestas.
En la muestra se dibujan además amplias areas temáticas en torno a las cuáles se concentran los mensajes principales, como patriotismo/identidad/familia/migración; servicios públicos/impuestos/bienestar; o seguridad/inseguridad/miedo/justicia.
A través de estas categorías se pueden realizar lecturas transversales que sitúan los spots en su contexto electoral, independientemente de la ideología de los partidos que los emiten. Un ejemplo sería la categoría “catástrofe”, utilizada de forma recurrente por los partidos aspirantes en todo el mundo. Esta clasificación temática invita a reflexionar sobre el spot electoral como un producto globalmente homogéneo, reflejo de la estandarización de la comunicación política mundial.
Así, existen campañas de producción internacional que se repiten de un país a otro adaptadas a las circunstancias y la cultura políticas concretas de cada lugar, como el lema “Mano dura, cabeza y corazón” del General Oto Pérez Molina en Guatemala, reciclado en el “Con cabeza y corazón” del Partido Popular. Aunque también hay propuestas creativas y originales, como la serie “La famiglia spera” de la Coalizione dell’Ulivo de 2004, con referencias al cine italiano y de humor.
La muestra comienza con la sección dedicada a las
campañas provoto que dan una idea de la complejidad del artefacto: spots informativos sobre trámites electorales o de promoción del voto como deber social, cívico y moral. Después, la sala
gemelos/oponentes propone lecturas comparativas entre campañas relacionadas: anuncios exactamente iguales emitidos en países distintos en los que la circunstancia política es similar; o campañas enfrentadas en las que se parodia y desacredita al oponente sirviéndose de sus propias referencias. Es el caso de la pugna entre Bill Clinton y Georges Bush en 1992 o de la campaña del doberman lanzada en 1996 por el PSOE como contraataque al mediático “váyase Señor González” de José Maria Aznar. En la
sección de documentales merece la pena detenerse en
“Primary”, una de las primeras obras de cinéma vérité grabada en blanco y negro y con cámara al hombro que relata las primarias entre Kennedy y Nixon con un estilo claramente cinematográfico. Y también en
“Four more years” del colectivo de guerrilla mediática
Top Value Tv, pioneros de la tele-realidad que siguieron al partido conservador durante una de sus giras electorales documentando todo lo que normalmente no sale en la pantalla: el backstage de los mítines, las comidas o el trabajo de los voluntarios.
“Spots electorales” se completa con una sala dedicada a los spots de larga duración y los que usan específicamente recursos televisivos (por ejemplo, a modo de informativos), una selección de cuñas radiofónicas y un dispositivo interactivo con un total de 2.800 spots clasificados por categorías. Una selección de 300 spots de la muestra será publicada por la editorial Turner junto con el polémico diario de Roberto Alfa, uno de los más conocidos directores de campaña electoral asesinado en Guatemala en 2008. Para reunir todo el material de la muestra, los comisarios han contado sobre todo con los fondos de universidades, productoras y colecciones privadas. Curiosamente, los propios partidos no conservan muchos archivos de sus spots: para ellos son un producto muy “de usar y tirar”.
El spot de “Spots Electorales”