Nadie lo nota pero en mi pecho habita un gorila

Hola, me llamo Maria y llevo siete semanas sin fumar.

En el foro de dejardefumar.net (lo recomiendo vivamente) dicen que la sensación es parecida a la de acabar una historia de amor. Cada detalle te recuerda la ausencia. Es la razón por la que no he actualizado el blog en tanto tiempo, porque escribir sin fumar no tiene ni la mitad de gracia. 

He atravesado un desierto africano a mediodía, he aguantado la respiración sobre un volcán en llamas, agarrada a una ramita, he escalado una cordillera andina sin guantes, sin dormir, alimentándome con mi propia orina. He llorado todos los días. Ahora que ya me siento más o menos a salvo, estas son algunas notas del cuaderno de bitácora de mi travesía. 

Lo más parecido que hay a consumir drogas es dejar de consumir drogas. 

El síndrome de abstinencia de la nicotina provoca síntomas como: presión en el pecho, cefaleas, nauseas, mareos, falta de concentración, desorientación, confusión mental, insomnio, pesadillas, ansiedad, tristeza, llanto y depresión. Los he tenido todos. La famosa irritabilidad es basicamente una forma de resumir la idea de que te sientes como una mierda. Todo esto más o menos me lo esperaba pero lo que ha resultado ser una sorpresa es el efecto, vamos a decir, psicotrópico. 

Consumido de manera constante, el tabaco es un narcótico de baja intensidad, es decir una sustancia que inhibe -justo un poquito pero de forma duradera- la transmisión de señales en el sistema nervioso. Narcótico viene del griego υαρκούν, “narkoyn”, que significa entumecer. Dicho con otras palabras, es una droga que te ayuda a lidiar con la realidad reduciendo levemente la intensidad de tus sensaciones. Una especie de escudo anti-misiles contra las pasiones de la vida, discretito, modesto, socialmente tolerado y eficaz. Desde que no fumo, no es que esté nerviosa, es que vivo muerta de aprensión porque lo real se ha vuelto hiper-realísimo. Los colores tienen más luz, las formas tienen más volumen, los presentes tienen más presencia, las sensaciones -todas las sensaciones- son más poderosas. Como pasa con cualquier droga, el efecto es estimulante pero agotador. 

Ya me voy acostumbrando a la nueva textura de la-vida-a-pelo y se me han pasado casi todos los síntomas. Sólo me queda una sensación permanente de enfado. Un enfado hondo y genuino, sereno, un enfado de psicópata. Dicen que se pasa. 

En el panteón de las adicciones, el tabaquismo es un dios menor. 

Dicen que la nicotina es más adictiva que el caballo y la cocaína. Sin embargo, en comparación con otro tipo de adictos, los ex-fumadores estamos claramente discriminados. Cuando fumas, en cada esquina acecha un mensaje animándote a que lo dejes. Los avisos de las cajetillas, las fotos de pulmones podridos, tu madre (al menos la mía) cada vez que pasas una sobremesa en su casa, el ginecólogo que te asegura que como sigas así llegarás a los cincuenta con el útero dado la vuelta colgando entre las piernas, la dentista… (bueno, la dentista no dice nada porque gracias a las manchas de tus piños se está pagando la casa en la playa). Etcétera. 

Pues cuando lo dejas, el abandono es absoluto. Te encuentras totalmente a solas con tu síndrome de abstinencia, buscando explicaciones a lo que te ocurre en los foros de internet. Por supuesto, no hay servicios de asistencia ni protocolos de acompañamiento, ni físico ni psicológico, pero es que tampoco hay información médica seria, más allá de esa lista aterradora de efectos secundarios y unos pocos consejos de mierda como “recurre a tus amigos” o “no piques entre horas”. 

Tardé dos semanas en descubrir que llorar desconsoladamente a todas horas es lo normal. Antes, asustadísima, había ido a ver a mi querido Doctor Federico (un médico muy amable que habla español en alemán, de modo que para entender lo que dice hay que darle la vuelta a la frase y repetirla al revés en plan satánico, una cosa fuera de serie) que me dijo que dejar de fumar es como cuando a los judíos los dejaban sin comer en los campos de exterminio, que las primeras semanas lo pasaban fatal y después ya se acostumbraban. Salí de su consulta mucho peor de lo que entré.

En la mente de un adicto, el futuro no existe. 

La mejor (y casi diría, única) fuente de apoyo la he encontrado en el foro de dejardefumar.net que es una especie de terapia colectiva para tabaquistas, con diferentes secciones y un montón de veteranos que te dan mucho amor. La otra es en la web de Alcohólicos Anónimos, un horror totalmente yankee con largas peroratas sobre la importancia de Dios y el valor de la familia pero que, hay que reconocerlo, rebosa know-how. Han sacado del vicio a gente como Bush Junior, imagínate. 

El mejor consejo en los días de mierda lo encontré en su folleto (descargable en PDF aquí), exactamente cuando dicen: “Nuestro único objetivo es mantenernos sobrios hoy. Mañana no llega nunca. HOY es el único día por el cuál tenemos que preocuparnos. Y sabemos por experiencia que aún el peor de los borrachos puede pasar 24 horas sin beber. No hacemos promesas. No decimos que nos abstendremos del alcohol para siempre. Nos concentramos en tratar de manteneros sobrios únicamente durante las 24 horas presentes.” En AA han comprendido al menos dos cosas importantes sobre las adicciones: Una. El futuro no existe. No sé si alguien ha dejado de fumar por ver fotos de pulmones gangrenados pero francamente, lo dudo. Dos. La épica ayuda. 

El dibujo es un autorretrato terapéutico. Lo hice en un momento de gorila (el hermano mayor del mono) y cada vez que me da el ataque, lo miro fijamente y se me pasa. Este post no es un alegato anti-adicciones. Creo que en la bondad de las drogas, solo que yo ya me estaba ahogando.
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8 Responses to Nadie lo nota pero en mi pecho habita un gorila

  1. She says:

    Querida Maria:
    yo también quiero dejar de fumar. Durante tres años conseguí dejarlo, luego volví por una tontada , un pequeño ataque de ansiedad. Luego. mientras mi padre moría de un cáncer de pulmón, su neumologo me dijo que me lo fuera pensado, que tenía un 40% de posibilidades de heredarlo. Tengo otro 40% añadido por tomar pastis, ansiolíticos, durante 20 años. Lucho por otros motivos para sobrevivir, y a veces cuando leo eso de “Fumar mata” pienso “que me mate ya” y seguidamente pienso, 2no coño, si eso ya había decidido que no iba a ser”. Mi médica ha pasado de mi y me ha dicho que la solución está en mi. Yo sé que ahora necesito apoyo y la asociación contra el cáncer me ha ofrecido ayuda. Siento que voy a ir a una de esa especie de reuniones de El club de la lucha… e igual me ponen un padrino/madrina, como a los yonkis cuando intentan dejarlo. Creo que está bien que hables de ello; que eres valiente al intentarlo hacerlo sola; que si algún día te entra la ansiedad y ves que no aguantas, no llego ni a ser media madrina , pero ahí tienes mi mail para deshagarte si lo necesitas.
    Prometo contestar .
    Besos.
    Alicia

  2. moni says:

    Enhorabuena por el valor que hay que echarle para dejar de fumar. Yo lo dejé hace algo más de un año y no has dicho absolutamente nada que no haya sentido o pensado. Y me alegro porque lo de compararlo con una ruptura sentimental ha hecho que me miren más de una vez como si estuviera loca. Muchos ánimos y enhorabuena de nuevo.

  3. la única manera que he conseguido de dejar las drogas es consumirlas con moderación y en su justo momento. esta retórica estilo iching no especifica cuándo es el momento “justo” y mucho menos cuál es la medida de la moderación. eso lo conseguí drogándome a/con conciencia, creando mi propio know-how según mis necesidades, contexto y debilidad/fortaleza física. básicamente, he aceptado mi condición de sujeto yonqui y lucho por mantenerme… el saberme yonqui me hace más ligera: sé que siempre encontraré alguna manera de colocarme que me ayude a estar en el mundo. (no sólo las drogas colocan)

    las únicas normas que sigo al pie de la letra son:
    1) ahora lo deseas, pero quizás dentro de tres minutos no. espérate esos tres minutos
    2) no consumes porque lo necesitas ni porque lo deseas, sino porque te gusta. si no puedes consumir, haz otra cosa que te guste
    3) cada vez que consumas, escoge la dosis menor. es homeopatía, no una competición
    4) hay momentos críticos en los que es mejor decir que sí, te ahorrará un posterior exceso descontrolado (pero esto sólo después de haber pasado por la abstención)

    he estado enganchada a muchas drogas duras y al dejarlas con todas he pasado el mismo proceso: 1) abstención [infierno blanco]; 2) acercamiento prudente [la abuelita visita al lobo, ¡y vaya asco le da!]; 3) consumo moderado [el diablo que sabe por viejo más que x diablo].
    si vuelves, nunca será igual: no puedes esperar sentir lo mismo. y esa es la clave para no reengancharse: tu historia de amor con el tabaco está acabada. ahora es como un antiguo amante al que podrás volver pero nunca para reeditar aquella relación. y eso sólo después de un tiempo, ese en que se curan las heridas y se limpia el bosque

    ánimos!!!!

  4. Anonymous says:

    Hola María, soy Marian. Cuando murió mi tío favorito (de cáncer de pulmón) (fumador empedernido)fuimos al pueblo al funeral. Tengo cinco primas y un primo de ese maravilloso tío. Pues bién, por la noche, sentados en la mesa camilla de la gran cocina, al amor de la lumbre del brasero, hablábamos, recordábamos, llorábamos, reíamos… y en un momento determinado, callé, les miré y muy seria les dije… pero que estamos haciendo sabiendo lo que sabemos (mi tío sufrió lo insufrible) en la mesa había… cuarenta ceniceros, cada uno con cuarenta colillas apestosas… pues bién,mis primos me miraron como si no entendieran o no fuera con ellos y cada uno expuso sus motivos… y su clara intención de dejarlo algún día… mierda mierda y mierda! no los hay, son excusas. Por supuesto seguí fumando. Pero hace ahora seis meses, algo pasó, no sé muy bién que fue, pero de repente me di cuenta que quiero vivir mucho más tiempo (demasiados amigos cincuentones se fueron) que quiero conocer a mis ‘posibles’ nietos. Por eso, creo, que es una decisión íntima, personal que uno solo debe tomar pero te aseguro, María, que cuando se te pase lo que ahora te está pasando, estarás pletórica y feliz por haber ganado en tu lucha y por haber recuperado tu olfato y tu gusto.
    Animo y un gran abrazo!

  5. ptqk says:

    Hola Marian, Helen, Alicia, Moni.

    Estoy emocionada. Muchas gracias por la confianza y la generosidad de compartir experiencias. Y también por aportar esos otros enfoques que hacen falta para dar al tema toda la complejidad que merece. Todos esos pliegues. Me resuenan cada una de las cosas que contais. En la experiencia de cada cual, supongo que hay un centro, un tipo de vivencia que es la que articula todo lo demás, la que tiene más fuerza pero casi nunca lo explica todo. Me da un poco de pudor ponerme mística pero con esta historia de la abstinencia me he puesto a pensar en cosas en las que -tengo que confesarlo- no había pensado nunca. Soy especialista en huidas hacia adelante. A ratos me siento como si se me hubiera desprendido un cacho de cuerpo por dentro (no es una imagen, es así, literal, siento el hueco) y sin embargo eso no me da ganas de volver a fumar (o lo que sea). Como dices Helen: sé que ya no hace efecto, que tengo que pasar a otra cosa.

    Alicia: a mí lo que me hizo clic fue un arrebato de muy mala hostia que me dió un día apagando un cigarrillo que se deshizo entre mis dedos haciendo jjjsssshhhhh como una escultura de ceniza. Me dio mucho asco y mucha rabia. Yo sé que funciono así, por arrebatos, así que lo aproveché (la huida hacia adelante). Buscar la manera de aprovechar tus inercias…

    A todas: un abrazo.

  6. Javier Rivera says:

    Hola María, me parece muy bueno que escribas esto y lo exteriorices de esa manera.
    Es curioso hasta qué punto parece que nos estamos convirtiendo en una sociedad de adictos y ex-adictos.
    Sólo me animo a decirte que no dejes que la adicción o su superación marque tu identidad.
    Recuerdo un psicólogo que decía que el tabaco lo que hacía era ocultar otros síntomas y problemas básicos, y que al dejarlo salían. Es con eso con lo que estás lidiando ahora, con tus problemas o conflictos emocionales todos de una vez. Vamos contigo misma.
    Piensa también en la cantidad de gente que lo ha dejado y que con el tiempo no se acuerda más del tema y vive de otra forma, se redescrubre de otra manera.

    También hay trucos-trampa como tomar otras drogas: ansiolíticos, estimulantes, antidepresivos, alchohol… pero solo ayudan puntualmente, porque a la larga son peor solución!

    Animo y un abrazo.
    Javier.

  7. Anonymous says:

    ¡María!
    Disculpa la intrusión en el trackback, pero no hallo tu dirección de mail. Aquí Eloy Fernández Porta. Te quería comentar que este sábado estaré en Bilbao con Agustín haciendo una sesión de spoken word en la Sala Rock Star, a las doce de la noche (del sábado al domingo), en el festival de poesía. Si te apetece pasarte y tienes tiempo, allí estaremos; llego sábado y me quedo hasta el domingo.
    Besos,
    E.

  8. ptqk says:

    Hola Javier 🙂
    Aquí estoy con los demonios, son majos 🙂 Ahora incluso voy a bares llenos de humo y ni me inmuto. Uauh!
    Muchos besos!

    Anónimo Eloy: qué tal? No estoy en Bio, estoy en Berlin, qué pena! Pero lo busco y reenvío. La palabra hablada… Mi mail está en la sección “sobre la autora…” en la sidebar.

    Tchüss!

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