Nadie lo nota pero en mi pecho habita un gorila

Hola, me llamo Maria y llevo siete semanas sin fumar.

En el foro de dejardefumar.net (lo recomiendo vivamente) dicen que la sensación es parecida a la de acabar una historia de amor. Cada detalle te recuerda la ausencia. Es la razón por la que no he actualizado el blog en tanto tiempo, porque escribir sin fumar no tiene ni la mitad de gracia. 

He atravesado un desierto africano a mediodía, he aguantado la respiración sobre un volcán en llamas, agarrada a una ramita, he escalado una cordillera andina sin guantes, sin dormir, alimentándome con mi propia orina. He llorado todos los días. Ahora que ya me siento más o menos a salvo, estas son algunas notas del cuaderno de bitácora de mi travesía. 

Lo más parecido que hay a consumir drogas es dejar de consumir drogas. 

El síndrome de abstinencia de la nicotina provoca síntomas como: presión en el pecho, cefaleas, nauseas, mareos, falta de concentración, desorientación, confusión mental, insomnio, pesadillas, ansiedad, tristeza, llanto y depresión. Los he tenido todos. La famosa irritabilidad es basicamente una forma de resumir la idea de que te sientes como una mierda. Todo esto más o menos me lo esperaba pero lo que ha resultado ser una sorpresa es el efecto, vamos a decir, psicotrópico. 

Consumido de manera constante, el tabaco es un narcótico de baja intensidad, es decir una sustancia que inhibe -justo un poquito pero de forma duradera- la transmisión de señales en el sistema nervioso. Narcótico viene del griego υαρκούν, “narkoyn”, que significa entumecer. Dicho con otras palabras, es una droga que te ayuda a lidiar con la realidad reduciendo levemente la intensidad de tus sensaciones. Una especie de escudo anti-misiles contra las pasiones de la vida, discretito, modesto, socialmente tolerado y eficaz. Desde que no fumo, no es que esté nerviosa, es que vivo muerta de aprensión porque lo real se ha vuelto hiper-realísimo. Los colores tienen más luz, las formas tienen más volumen, los presentes tienen más presencia, las sensaciones -todas las sensaciones- son más poderosas. Como pasa con cualquier droga, el efecto es estimulante pero agotador. 

Ya me voy acostumbrando a la nueva textura de la-vida-a-pelo y se me han pasado casi todos los síntomas. Sólo me queda una sensación permanente de enfado. Un enfado hondo y genuino, sereno, un enfado de psicópata. Dicen que se pasa. 

En el panteón de las adicciones, el tabaquismo es un dios menor. 

Dicen que la nicotina es más adictiva que el caballo y la cocaína. Sin embargo, en comparación con otro tipo de adictos, los ex-fumadores estamos claramente discriminados. Cuando fumas, en cada esquina acecha un mensaje animándote a que lo dejes. Los avisos de las cajetillas, las fotos de pulmones podridos, tu madre (al menos la mía) cada vez que pasas una sobremesa en su casa, el ginecólogo que te asegura que como sigas así llegarás a los cincuenta con el útero dado la vuelta colgando entre las piernas, la dentista… (bueno, la dentista no dice nada porque gracias a las manchas de tus piños se está pagando la casa en la playa). Etcétera. 

Pues cuando lo dejas, el abandono es absoluto. Te encuentras totalmente a solas con tu síndrome de abstinencia, buscando explicaciones a lo que te ocurre en los foros de internet. Por supuesto, no hay servicios de asistencia ni protocolos de acompañamiento, ni físico ni psicológico, pero es que tampoco hay información médica seria, más allá de esa lista aterradora de efectos secundarios y unos pocos consejos de mierda como “recurre a tus amigos” o “no piques entre horas”. 

Tardé dos semanas en descubrir que llorar desconsoladamente a todas horas es lo normal. Antes, asustadísima, había ido a ver a mi querido Doctor Federico (un médico muy amable que habla español en alemán, de modo que para entender lo que dice hay que darle la vuelta a la frase y repetirla al revés en plan satánico, una cosa fuera de serie) que me dijo que dejar de fumar es como cuando a los judíos los dejaban sin comer en los campos de exterminio, que las primeras semanas lo pasaban fatal y después ya se acostumbraban. Salí de su consulta mucho peor de lo que entré.

En la mente de un adicto, el futuro no existe. 

La mejor (y casi diría, única) fuente de apoyo la he encontrado en el foro de dejardefumar.net que es una especie de terapia colectiva para tabaquistas, con diferentes secciones y un montón de veteranos que te dan mucho amor. La otra es en la web de Alcohólicos Anónimos, un horror totalmente yankee con largas peroratas sobre la importancia de Dios y el valor de la familia pero que, hay que reconocerlo, rebosa know-how. Han sacado del vicio a gente como Bush Junior, imagínate. 

El mejor consejo en los días de mierda lo encontré en su folleto (descargable en PDF aquí), exactamente cuando dicen: “Nuestro único objetivo es mantenernos sobrios hoy. Mañana no llega nunca. HOY es el único día por el cuál tenemos que preocuparnos. Y sabemos por experiencia que aún el peor de los borrachos puede pasar 24 horas sin beber. No hacemos promesas. No decimos que nos abstendremos del alcohol para siempre. Nos concentramos en tratar de manteneros sobrios únicamente durante las 24 horas presentes.” En AA han comprendido al menos dos cosas importantes sobre las adicciones: Una. El futuro no existe. No sé si alguien ha dejado de fumar por ver fotos de pulmones gangrenados pero francamente, lo dudo. Dos. La épica ayuda. 

El dibujo es un autorretrato terapéutico. Lo hice en un momento de gorila (el hermano mayor del mono) y cada vez que me da el ataque, lo miro fijamente y se me pasa. Este post no es un alegato anti-adicciones. Creo que en la bondad de las drogas, solo que yo ya me estaba ahogando.
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En este blog se lleva el papel

El libro de Soft Power ya está en las librerías. De momento en Bilbao, Iruña, Sevilla, León y Madrid y proximamente en más puntos de la geografía hispano-hablante. Más adelante estará disponible desde la (nueva) Se puede descargar gratuitamente desde la nueva web de la editorial consonni, que inaugura con este libro su colección Beste. En la web de Soft Power iremos actualizando información sobre los puntos de venta, la descarga (free, como en barra libre) y las presentaciones. Es la primera vez que tengo el gustazo de cerrar un proyecto con una publicación. Me hace tanta ilusión que no dejo que se me note. 

Este proyecto no existiría sin el impulso inicial de Proyecto Amarika Proiektua, desparecido el pasado mes de diciembre debido a la ignorancia y la falta de apoyo de los poderes públicos. Soft Power nació y maduró en una situación de dichosa excepcionalidad en la gestión de la cultura. Que el libro salga justo ahora me emociona y me entristece por igual.

Maria Ptqk (Ed.)
Con obras y textos de: Beatriz Preciado, Boryana Rossa, Bureau d´Études, Critical Art Ensemble, Erwin Wagenhofer, Ignacio Mendiola, Itziar Ziga, Lucía Puenzo, Marianela Ruiz León, Marie-Monique Robin, Rachel Mayeri, Sally Gutierres, subRosa, Vandana Shiva, Walter Mignolo.
Diseño gráfico: Susanne Probst.
Edita: consonni, colección Beste.

También estos días se presenta en Berlin un libro colectivo en el que he participado: “Mountainislandglaciar”. La propuesta de los editores, inspirada por la explosión del volcán islandés, era que escribiéramos algo sobre Europa. Pero el plazo de entrega era a finales de mayo. De mayo de 2011. Mi texto se llama “Macho alfa y acampad@s en beta” y fue escrito, o más bien habría que decir aporreado, durante aquellos mismos días. Se puede descargar aquí. Como veis en la lista de contribuciones, estoy muy bien acompañada.

Carlos Fernåndez-Pello, Javier Fresneda, Eduardo Hurtado, Regina de Miguel, Antonio R. Montesinos, Lorenzo Sandoval (Eds.)
Con contribuciones de Pavla Ascher, Santiago Eraso, Juan Freire, Emanuele Guidi, John Holten, Nicolas Malevé, Markus Miesson, Laurence Rassel, Alan Pauls, Maria Ptqk, Urzsula Wozniak.
Publicado por Broken Dimanche Press, Berlin, 2011.
Versión bilingüe.

Pero hay más. Hace apenas un mes se ha presentado “Radio de acción”, una publicación dirigida por Juan Canela en la que he colaborado con el artista egipcio Mohamed Abdelkarim. Nuestra contribución se titula “Alhagez”, que en árabe significa barrera, y es un intento de llevar a imágenes y texto el cúmulo de informaciones contradictorias sobre las revueltas en Oriente Medio que recibimos cada día a través de los medios de (des)comunicación.

Juan Canela (Ed.)
Participantes: Mohamed Abdelkarim, Priscila Fernandes, Antonio Gagliano, Núria Güell, Juan López, Catalina Lozano, María Ptqk, Carlos Valverde, Javier Villa, Adnan Yildiz.
Diseño: Priscila Clementti.
Publica: Espacio Abisal.

Esto es todo desde el trópico (lo digo por mi casa, que tengo la calefacción a tope). Y no creais a los gurús de la electrónica de consumo: el papel dura más. Y se puede comer.
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El advenimiento del varón gestante

¿Hay alguien que dude de que, si, en lugar de las mujeres fueran los hombres quienes se quedasen embarazados, el derecho al aborto se plantearía en unos términos totalmente distintos? Seamos simples. Todo el revuelo sobre el aborto se debe a que las que nos preñamos pertenecemos a una categoría de personas que, hasta hace bien poquito, ni siquiera eramos sujetos de pleno derecho.

Un par de extractos de “Mujer y dictadura franquista” de Manuel Ortiz Heras:
En 1958 y en 1961 se publicaron sendas leyes que, en el plano de la vida civil y laboral, introducían algunas reformas tímidas, asentadas en una premisa que, entonces, era absolutamente novedosa: la no discriminación por razones de sexo respecto a la capacidad jurídica de las mujeres, es decir, respecto a sus derechos y obligaciones. Pero se aclaraba que este principio de no discriminación hacía referencia a las mujeres ¡solteras! Porque las menores de edad (entonces hasta los veintiún años, aunque las hijas no podían abandonar el hogar paterno hasta los veintitrés años, “salvo para tomar estado”) estaban bajo la tutela de los padres y las casadas bajo la tutela de sus maridos.

¿En qué se traducía esta tutela? Por ejemplo, en que las mujeres no podían elegir por sí mismas una profesión y ejercerla, realizar ninguna operación de compraventa, firmar un contrato de trabajo o la apertura de una cuenta bancaria sin la correspondiente “autorización marital”. Por no poder, las mujeres casadas no podían no solamente disponer de sus propios bienes sin la autorización del marido, sino que ni siquiera podían disponer de sí mismas: cualquier cosa que quisieran hacer debía contar con la firma del marido. 
Eternas menoras de edad, eso es lo que hemos sido las mujeres para la ley hasta hace cuatro días. Y los vaivenes de la Ley del Aborto no son más que secuelas de estos regímenes no tan lejanos, que no es que aparezcan y desaparezcan como el río aquél, sino que, en cuanto sube la temperatura medio grado, descongelan sus aguas y vuelven a inundar, como torrentes desbocados, los viejos cauces legislativos y morales por los que siempre han transitado.

Pero no he venido aquí para hablar contra la reforma de la Ley del Aborto, sino a favor del embarazo masculino, que es mucho más fun. Atención, spoilers. “L´Évènement” es una peli de Jacques Demy de 1973 en la que Marcello Mastroianni, de tanto comer pollo transgénico, sufre una mutación hormonal y se queda embarazado. Consultados, los cientificos lo confirman: en efecto, los cambios en los hábitos alimenticios están transformando la especie y Mastroianni, aka Monsieur Mazetti, es sólo el primero de una nueva generación de varones gestantes. Alarma mundial.

M. Mazetti se convierte en un icono mediático. La empresa Prenatif, atenta al nuevo nicho de mercado, lo contrata como su nueva imagen de marca y cubre París de fotografías del nuevo hombre, panzón y ojeroso, pero elegante en su buzo de trabajo. Mme Mazzeti -aka Catherine Deneuve- que ya ha sido madre una vez y no tiene ganas de repetir, está encantada con el nuevo reparto de tareas. También sus vecinas y compañeras de trabajo, que reciben la noticia con entusiasmo y alusiones evidentes al famoso “Manifeste des 343 salopes”, que poco años antes había hecho tambalear el establishment moral de Francia (literalmente: el manifiesto de las 343 putas, redactado por Simone de Beauvoir y firmado por 343 mujeres con proyección pública -entre ellas la propia Deneuve- que reconocían haberse sometido alguna vez a una interrupción voluntaria del embarazo y reclamaban la despenalización del mismo). Esta es una de las escenas más claramente politícas y feministas de la película. La otra es cuando el Parlamento francés se reune de urgencia para promulgar un conjunto de leyes adaptadas a los nuevos tiempos. Entre vítores y aplausos, los guardianes de la República deciden por unanimidad fortalecer la red de guarderías públicas, revisar los protocolos de parto y, por supuesto, decretar el aborto libre, gratuito y cubierto por la Seguridad Social.

Demy tuvo mala suerte. Poco antes del lanzamiento de la película, los productores le obligaron a cambiar el final. La escena de Monsieur Mazetti espatarrado en una cama de partos con ojos de espanto, sudores fríos y grandes dolores, con la que Demy hubiese querido acabar el film, se convirtió, en la versión censurada, en… un mal sueño, del que despierta para descubrir que todo ha sido un error. Su embarazo era un delirio psicológico y el advenimiento de los hombres gestantes una falsa alarma. Las nuevas leyes que con tanto ímpetu revolucionario iba a promulgar el Parlamento son anuladas y el embarazo vuelve a ser lo que siempre fue: cosa de mujeres, cosa de sujetos con derechos-pero-menos y una permanente minoría de edad.

Incluso mutilada, la película sufrió el acoso de la crítica. Combat, el periódico de los buenos comunistas, la tildó de “parodia feminista” (mucho ciudado con el machismo de izquierdas). Y según cuentan en el libro del que saco esta historia, aún hoy se considera como la peor del director francés. En absoluto. Salvo el volantazo de los últimos cinco minutos, es divertida, inteligente y con mucho ritmo. El título completo es “El acontecimiento más importante desde que el hombre caminó sobre la luna” pero en España se distribuyó bajo la inexplicable cabecera de “No te puedes fiar ni de la cigüeña”. Un detalle, y una censura, más.
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El des-anuncio

Interrumpo mi concentración, y vuestras digestiones, con unos minutos de publicidad. 

Septiembre 2011, vuelo Madrid-Bilbao. Hoy he visto un anuncio flipante en “Ronda Magazine”, es tan malo que no puedo dejar de pensar en él. Anuncian tres marcas a la vez, una de jamón, otra de brandy y otra que parece una consultora financiera. Sale un calvo con una bellota en la mano. 
Septiembre 2011, vuelo Bilbao-Madrid. Lo he vuelto a ver. Me he fijado mejor. El anunciante es una empresa de préstamos. Pero el calvo no es el director de esta empresa sino de la de jamones, y a lo mejor también de la del brandy porque lleva una corbata con dibujos del toro de Osborne. Los jamones del fondo son de otra foto. Como dice siempre mi amiga Mia citando a Juan Cuesta: “qué follón”.
Diciembre 2011, vuelo Berlin-Madrid. Han pasado tres meses y el anuncio sigue ahí. Como mínimo, este anuncio ha pasado por las manos de al menos cuatro Directores Generales: el del jamón, el prestamista, el de Osborne y el de Ronda Magazine. Son dementes en serie. Voy a llevarme la revista para el blog, puedo escribir algo sobre el universo estético de la caspa española. Aunque no sé. Creo que era Unamuno quien decía que criticar lo español es lo más típicamente español, así que mejor me callo. 

El Director General de Crédito y Caución (Atradius Group) tomó el montón de mensajes de fax que se apilaban sobre su escritorio y pasó las primeras páginas distraidamente. Al llegar a uno de ellos se detuvo, con gesto contrariado. “No te jode, 20.000€ por diseñar un anuncio… “. Se quedó unos minutos pensativo. Después, cogió el teléfono móvil y marcó un número de su agenda de contactos. “¡Qué pasa, Quirós!”, exclamó con una amplia sonrisa. “ Oye, ¿comemos juntos esta semana? Tengo una idea que te va a encantar.” Había nacido el primer des-anuncio. 

Preguntada por el significado del anuncio de Crédito y Caución en el exámen de fin de carrera, la estudiante de Ciencias de la Comunicación respondió: “Así como la publicidad consiste en crear en el consumidor un vínculo emocional con el producto, y la contra-publicidad en debilitarlo, la des-publicidad niega la posibilidad misma de ese vínculo, sumiendo al potencial consumidor en un estado de estupor tal que las facultades más elementales de su humanidad – esto es, la interpretación de la realidad mediante el lenguaje y la habilidad para elaborar juicios de valor basados en esa comprensión – quedan momentaneamente suspendidas. En tiempos de saturación informativa, la des-publicidad encarna el grado cero del lenguaje. No sólo interrumpe el flujo de intercambio semiótico que conecta a cada individuo con su entorno, sino que lo desconecta asimismo de su propio yo, arrebatándole la certeza primigenia en que se sustenta, desde Descartes, la subjetividad del hombre moderno: cogito, ergo sum. A diferencia de la publicidad y de la contra-publicidad, que actúan sobre las pulsiones inconscientes, la des-publicidad actúa sobre la consciencia en sí misma. Su propósito no es pues comercial, sino metafísico.” 

He entrado en la web de Crédito y Caución y todo parece normal, los niveles de caspa son los habituales. Pero está claro que hay una falla en su estructura organizativa que denota un grado de enajenación mental extraordinario, incluso para una empresa de préstamos. Si no estuviera muerta, sería un caso para Margarita Landi, porque lo que se discute aquí no es una cuestión estética, sino de orden moral.
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Je suis venue te dire que je m´en vais

Como Gainsbourg, yo también vengo a deciros que me voy. Pero sólo un rato. Llevo varios meses enfrascada en la edición del libro recopilatorio de Soft Power, que deberá entrar a imprenta justo después de navidad. 

La brillante idea de combinar la ansiedad que de por sí dan esas fiestas con la que te provoca cerrar la edición de un libro, sobre todo si es la primera vez, no se me ha ocurrido a mí. Son cosas del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, que responde a las convocatorias de subvenciones en pleno mes de agosto, te entrega el dinero (sólo una parte) a mediados de noviembre y te exige que concluyas el asunto en enero. Ellos dicen que es por cuestiones de burocracia; yo estoy convencida de que es una forma de volver a seleccionar a los solicitantes por su capacidad de resistencia y gestión del equilibrio psico-emocional. 

Que coincida con navidad es aún más jodido en el caso de este libro, pues está lleno de referencias a la industria de la alimentación que, como sabeis, cría a las vacas en sus propias heces, ceba a los pollitos con hormonas que les hacen crecer tanto las pechugas que se arrastran por el suelo y, en general, nos está envenenando lentamente con un montón de porquerías. 

El libro será algo entre un catálogo de los proyectos presentados – con sus textos, sus imágenes y en algunos casos, re-ediciones de los materiales gráficos – y una recopilación de textos breves de gente que ha participado o han sido una influencia de peso para el proyecto. El diseño y la maquetación los hace Susanne Probst. La publicación y posterior distribución corren a cargo de la productora de arte consonni. El libro se podrá descargar online y comprar en las tiendas. 

Así que, salvo que me dé un brote de madrugada, probablemente el próximo post será para decir que el libro ya existe, que pesa, que huele y se puede tocar, y que está lleno de errores de los que (espero) sólo me dé cuenta yo. Os deseo unas felices fiestas.
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Bookcamping. La cultura quiere ser libre


Bookcamping empezó en la cabeza de Silvia Nanclares, supongo que sin que ella se diera cuenta, un día del pasado mes de mayo. ¿Y tú, qué libro te llevarías a una acampada? preguntaba por Twitter. Aún estamos respondiendo -y digo estamos porque, por mil razones, este proyecto lo siento también mío- y la respuesta se ha convertido en una aventura.

Bookcamping es una biblioteca colaborativa nacida del 15M, donde ya hay varias centenas de libros, ordenados en varias listas de lectura que son tantas maneras posibles de reponder a aquella primera pregunta. Cada libro con su ficha, los de dominio público con su link de descarga. Si quieres proponer libros o listas, la puerta es grande, adelante.

Estas son las listas que hay hasta ahora (y vienen más):

Este es su llamamiento: 

#Bookcamping, biblioteca abierta y colaborativa nacida a la luz del 15M, ha llegado muy lejos en muy poco tiempo, y estamos muy contentas con su impacto y su capacidad de producir valor y conocimiento. Pero lo que se mueve más deprisa es el suelo de debajo de nuestros pies. La cultura y el conocimiento ya no son los que conocíamos. La cultura quiere ser libre. Y, nos demos cuenta o no, la cultura la producimos en red, la producimos socialmente.

Para que #Bookcamping pueda cumplir el papel que se ha propuesto, tiene que cambiar, adaptarse, repensarse y rehacerse. Para nosotras es fundamental que la propuesta pase a albergar únicamente contenidos 100% libres. #Bookcamping nació en las redes sociales, y debe volver a ellas. Necesitamos que la propuesta tenga una dimensión más social, más semántica, más bidireccional, que potencia las relaciones de producción e intercambio horizontales y rizomáticas.

Desde que empezó a dibujarse #bookcamping han llegado a nuestras orillas muchos tesoros, todos ellas en forma de regalo, de donación: reseñas, referencias, archivos, programación, comunicación, gráfica, ilustraciones, ideas, listas, artículos, menciones… Regalos basados en la filosofía del trabajo colaborativo, el compartir y en la posibilidad de redistribuir conocimiento, información, y ¿por qué no?, amor. Ay, concepto peliagudo. Pues sí. Amor a los libros, al conocimiento compartido y socializado, a las letras, al pensamiento, a la ficción, a la cultura libre y a las islas que se mueven en medio del océano cuando nadie se lo espera. 

Y este su video de presentación:

El plazo acaba el 12 de diciembre.
Puedes aportar lo que quieras a partir de 5€.  
En la web de Goteo está toda la información sobre cómo colaborar y los retornos que recibes por tu aportación (desde una mención en los créditos, un poster, una camiseta hasta una serigrafía de Miguel Brieva).
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Feminismo para dummies 5. Del museo a la panadería (aka Lo que da de sí una Virgen con la teta fuera)

Esto es la Virgen de Melun, perteneciente al fondo del Museo de Bellas Artes de Amberes. Para los historiadores del arte es un cuadro adelantado a su tiempo y lleno de enigmas. Para mí, es un caso de manual de historiografía feminista.

Lo pintó en 1450 Jean Fouquet, entonces artista-residente en la corte de Carlos VII de Francia por encargo de uno de los hombres de confianza del rey, el caballero Etienne Chevalier, que lo quería nada más y nada menos que para decorar su sepulto. Una fantasía semejante ya es, de por sí, sorprendente: voy a colgar un cuadro de una mujer semi-desnuda en mi tumba para que me haga compañía en el Más Allá. Cada cuál su rollo, por qué no. Pero lo más extraño es que la Virgen en cuestión no es otra que Agnès Sorel, la amante del rey de Francia, es decir, del jefe de Chevalier. Y no es todo: según dicen, Chevalier encargó el cuadro en cumplimiento de una promesa hecha a la propia Sorel en su lecho de muerte.

El equivalente contemporáneo sería como si Pamela Anderson, entubada en un hospital de Los Angeles antes de morir, coge de las solapas al secretario de Tommy Lee y le dice: Júrame que cuando tú mueras, mandaras cubrir las paredes de tu nicho con un poster mío enseñando una teta. Uno de los debates es si Etienne y Agnès no tendrían en realidad una relación secreta a espaldas del monarca (porque ¿qué hace el secretario haciendo compañía a Pamela en el hospital? ¿dónde está Tommy Lee? ¿por qué quiere Pamela que sus fotos decoren el nicho del secretario y no el de ella misma, o el de su marido?). Lagarto, lagarto.

La lectura feminista, como suele pasar, está en otro lado. Parece fuera de toda duda que, cornudo o no, al monarca el cuadro no le pareció mala idea, puesto que a los pocos años nombró a Chevalier ministro de finanzas, convirtiéndolo así en uno de los hombres más poderosos del reino (o sea, que en lugar de liarse a hostias con su secretario, va Tommy Lee y le concede un ascenso). Mi duda es si, en esa conversación pre-mortem, la amante del rey y el caballero entraron en detalles sobre qué atuendo debía llevar ella en el retrato. O sea, si fue Agnès quien decidió pasar a la posteridad vestida de puta, o si por el contrario fueron el monarca, el pintor y el caballero quienes, con ella muerta, pensaron que la mejor manera de representarla era esa.

No es un detalle. Históricamente, las amantes de los reyes cumplían dos tipos de roles. Por un lado eran cortesanas, algo así como prostitutas de alto nivel, pero por otro eran personalidades de influencia que compartían los secretos de gobierno y participaban en sus estrategias. De hecho, según una cierta historigrafía feminista, las cortesanas fueron las primeras mujeres modernas pues gozaron de visibilidad pública y de derechos civiles mucho antes que las demás (por ejemplo, el derecho de propiedad privada y de administrar libremente su patrimonio; que en lo que llamamos países occidentales no se reconoció hasta bien entrado el siglo XX).

Sorel podía haber sido representada como un personaje histórico, con ciertos elementos que dejaran fuera de toda duda su identidad e institucionalizaran su relación con el reino: el blasón de la corona, un tapiz con imagenes de batallas, un trono con atributos de poder… Pero no fue así. Agnès Sorel ha pasado a la historia con el corsé desabrochado y, si es cierto que tiene un trono y una corona, estos son sencillos y decorados con perlas, símbolo de placer carnal. Retratándola de este modo, su persona y el contexto en el que se desenvolvió desaparecen. Lo que nos ha llegado hasta hoy no es la imagen de la personalidad pública de Agnès Sorel, y ni siquiera es el retrato de la puta del rey, puesto que no hay ninguna referencia a la corona. Desprovista de identidad, de símbolos institucionales y de elementos de espacio y tiempo, la persona Sorel se convierte en la simple representación de una idea: la de la amante anónima disponible para toda la eternidad.

Es un clásico de la crítica feminista que las mujeres no son sujetos inscritos en sus circunstancias, sino entidades abstractas, intercambiables y descontextualizadas. ¿Las cosas han cambiado? No tanto. Me pasó ayer mismo en una panadería de Bruselas. Había cola y un señor que estaba en la puerta nos cedió el paso, primero a otra mujer y después a mí. Pero cuando nos íbamos, ella con su baguette y yo con mi croissant calentito, el hombre nos montó un pollo todo ofendido reprochándonos que nos habíamos colado. ¡Encima que les cedo el paso, se cuelan! El señor chillaba, el panadero se reía y yo me quedé hecha un lío hasta que lo entendí. Estaba tan mosquedo porque él nos había cedido el paso como concepto, como se cede el paso a la mujer, pero en ningún caso como a dos personas de carne y hueso que están detrás de él en la cola de la panadería. Si a un hombre le ceden el paso, pasa y punto. Pero si eres mujer (si eres un cuerpo socialmente leido como mujer, como precisan las Medeak), tienes que pararte a pensar que a lo mejor no te están cediendo el paso como a una persona que está haciendo cola aquí y ahora, sino como gesto simbólico, en abstracto. La idea de ceder el paso, que diría Miguel Noguera.

Hay espíritus simples que dicen que las mujeres somos, por naturaleza, más intuitivas y atentas a los detalles. No es verdad. Lo que pasa es que para desenvolvernos en este mundo cruel estamos acostumbradas a descifrar los mensajes implícitos que se esconden tras las situaciones más banales de la vida.

Por supuesto, a este debate subyace el del eje Virgen-Madre vs. Traidora-Puta. En la Wikipedia no hay página propia de Agnès Sorel. Aparece en un listado de las amantes de los reyes de Francia. En la Wikipedia en español Agnés Sorel no tiene página, pero en la Wikipedia en inglés y en francés, sí 🙂 Me lo acaba de chivar él, más rápido que las balas.
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Porn Film Festival Berlin. Mi cumshot

Por ubicar. En este festival, lo de porno es discutible. Primero, porque está dedicado a los otros pornos: a los que ya existen y a los que todavía no, pero se están inventando. Es decir, a los pornos de la periferia. Segundo, porque no todo es sexo explícito; también hay video-ensayos, documentales, talleres, conferencias y presentaciones de libros. Y tercero porque todo lo que se muestra contiene una reflexión crítica sobre la pornografía.


Es un debate abierto si lo que está en la periferia del porno mainstream sigue siendo porno o es otra cosa, si se puede reflexionar críticamente sobre el porno y hacer porno al mismo tiempo, si el porno son sólo imágenes en movimiento que sirven para masturbarse o puede ser algo más. En definitiva: si este es un festival porno o un festival sobre pornografía. Personalmente, me da igual. Los festivales de porno mainstream en realidad son ferias comerciales y además son una caspa. Y este es amable, indie, íntimo, artístico, queer, familiar y sin ánimo de lucro. En esta sexta edición, la sede es el cine Movimento, en Kreuzberg, con tres salas y un bar donde además de cerveza también sirven sopas y pasteles.


Travis Mathews

Entonces, como dicen en el mainstream: al grano.

Me perdí mi hit – el documental “Mutantes” de Virginie Despentes – porque la víspera ya estaba sold-out. Aún me estoy latigando. Me encantó el corto “Headshot” de Jennifer Lyon Bell (inspirado en el homónimo de Warhol, que no estaba en programa pero nos lo mostró ella en su workshop de porno feminista DIY), la filmación de una performance en la que un chico tipo guy-next-door se presta a que una desconocida le haga una felación. A ella no se la ve en ningún momento pero es como si estuvieras ahí. En el taller de Lyon Bell ví también otro de mis clips favoritos del festival: una escena MUY explícita del documental “Trans Entities”, que narra la historia de Papi y Wil, dos bombas sexuales trans, queer, lesbianas, y calientes y enamoradas hasta las cejas. Memorables.


También me gustaron mucho el ensayístico “Gang Bang Barbie” (que se llevó el galardón al mejor cortometraje), en el que una banda de muñecas borrachas abusan de un pobre chaval; “Spring” sobre un joven que quiere meterse a sumiso pero se mosquea con su amo; “Kaktus”, una comedia romántica sobre una chica que contrata a un gigoló para que la viole; “Poupée réfractaire”, una animación sobre la revolución sexual (de la calle a la cama y viceversa); los documentales “Cum Different” sobre la eclosión del porno feminista, y “Chained!” sobre el fetiche de las cadenas de cartera; y el largometraje “Blind Love” sobre una chica ciega que se enamora de la voz de un ventrilocuo y del cuerpo del ayudante del ventrilocuo, que además de follarse a la chica también se folla a la mujer del ventrilocuo: el típico enredo de Pajares y Esteso pero en japonés y con gente follando de verdad, o muy parecido.


“Stuffed”, que en un certamen de cortos de El Jueves me hubiese divertido, aquí me cabreó. Coge una peli porno normal, cambia a la chica por un zorro disecado con una vagina de goma y sigue el guión de siempre, facial incluido. Muchas risas pero por favor: en el sexo, como en el humor, el contexto cuenta. “Egg” también despertó mucho entusiasmo pero yo sigo teniendo problemas con las acrobacias vaginales. Son necesarias para cuestionar la representación de los genitales femeninos en el mainstream y tal… pero a mí tanta biología me corta el rollo.


Tampoco son mi rollo pero me gustaron “Auto-fuck” de Manon Des Gryeux, una ensoñación sado-maso de un hombre que se encula con un molde de su propia polla, y “Chatroulette” de Maria Llopis que es a la vez ultra-explícita (creo que no hace falta explicar de qué va) y totalmente teórica. No son mi rollo y no me gustaron “Latex Dreams”, las dos de Julie Simone, el corto de Erika Lust, “Titnaku. Clean Yourself Up” y “The Though of Her”, todas por la misma razón: demasiada pose. Podía haber sido mi rollo pero no me moló nada “The Orgasm Diaries”, una balada indie ultra-romántica, visualmente perfecta y llena de clichés; lo mejor, la banda sonora.


Y mi Premio al Mayor Gatillazo es para la presentación del libro de Bruce LaBruce, que no fue en Movimento sino en un hotel gay de alto standing en el oeste de Berlin. Un artista tan hardcore-punk en una ciudad tan hardcore-punk y no se les ocurre nada mejor que teletransportarlo a Ibiza. Un asco.
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Libros de segunda mano, esos pobres marginados

Hay quien piensa que entre el blog y las redes sociales cacareo todo lo que se me pasa por la cabeza. Error: me corto muchísimo. Por ejemplo, llevo meses mordiendome los dedos con todo lo que se publica sobre, vamos a llamarlo por honor a los mass media, el futuro del libro. Desde hace meses asistimos a una verdadera diarrea informativa de los medios de comunicación generalistas que, cual Casandra contemporánea, tratan de anticipar el efecto de lo digital sobre la buena vieja costumbre de comprar ese inigualable dispositivo de transmisión cultural conocido como libro. Y digo comprar porque -y este es sólo uno de los muchos temas que me encienden- , aunque en los artículos al respecto siempre se ventilan argumentos románticos sobre el valor de la lectura y la difusión de conocimiento y blablabla, lo que ocupa realmente los debates hasta el punto de monopolizarlos, no es el futuro del libro (el futuro de la lectura) sino el futuro del mercado editorial.


Libros viejos esperando nuevas lecturas en Cluj-Napoca, Rumanía.

Prueba de ello -y espero estar equivocada: por favor enviadme links si es que los hay- es que en los muchos artículos publicados estas últimas semanas sobre la entrada de Amazon en España en ningún momento se explica cómo va afectar esto al mercado de libros de segunda mano, que para mí personalmente siempre han sido su mayor activo. Pues sí: el mercado de libros de segunda mano, que parece no interesar absolutamente a nadie, desde mi punto de vista es un tema crucial (será que soy muy de nicho, pero si he entendido bien los mercados de nicho son precisamente uno de los aspectos más destacados en los estudios sobre el impacto de las tecnologías digitales en el mercado del ocio). Mi razonamiento, que igual es muy simplista, parte de una constatación que también es muy simple pero yo creo que merece un pensament: la gente que lee no son solo compradores de libros en librerías; también compran libros en mercados callejeros y tiendas de viejo, hacen uso de bibliotecas públicas (esas pesadillas de la sociedad de consumo, repletas de libros, revistas, comics y hasta DVDs que atención: no están en venta) e incluso se los prestan unos a otros, ya que el objeto-libro posee, entre otras cualidades, la de ser extraordinariamente resistente a la obsolescencia, que tal y como están las cosas (y podemos hablar en términos económicos o de sostenibilidad medioambiental) es una ventaja nada despreciable.

Un ejemplo de este tipo de contradicción (o de maniqueísmo) se aprecia en el uso alegre que hacen los editores de suplementos literarios de esas viejas fotografías de Julio Cortazar ojeando libros en los muelles del Sena: es el Paradigma del Escritor, y por extensión, del Lector Amante De La Buena Literatura. Pues tuvo suerte Cortazar de no haber vivido en la España de la primera década del siglo XXI porque no hubiese podido leer ni la mitad de lo que leyó en Paris, donde no solamente están los famosos puestitos del Sena, sino que la propia Gilbert Jeune, una de las mayores librerías de Francia, tiene en la mismísima plaza de Saint Michel -otro icono literario- una planta entera dedicada a literatura y ensayística de ocasión, en la que los libros no están amontonados y llenos de polvo como si fueran camisetas del H&M, sino ordenados en estanterías, en buen estado, clasificados alfabéticamente y disponibles a un precio asequible para jóvenes, estudiantes y mileuristas en general: unos 3,00 € el formato de bolsillo, por 30,00 € te llevas diez. A esto le llamo yo difusión cultural y fomento de la lectura.

Sin embargo, los lectores de libros en español estamos completamente desatendidos: las librerías no tienen secciones de libros usados, las distribuidoras online no los venden y los mercados callejeros -con toda su solera y todos sus tesoros- no dejan de ser un mercado residual en permanente peligro de desmantelamiento por causa de normativas municipales (las mismas que promueven ciudades creativas). ¿Cómo es posible, con lo sofisticada que es la oferta de entretenimiento hoy, que yo como lectora esté dispuesta a gastarme el dinero en algo y nadie esté en condiciones de ofrecérmelo? Dicho en lenguaje empresarial: aquí hay un nicho de negocio, y también se lo va a llevar Amazon porque es la única que ofrece un mercado de libros de segunda mano serio y competitivo.

Desconozco qué papel juega el libro usado en el modelo de negocio de Amazon, si realmente hacen pasta con ello o funciona más bien como un factor de fidelización de clientes o de optimización de recursos (ya sabemos que Amazon puede permitirse juegos de economía marginal inaccesibles para otro tipo de distribuidores). Lo desconozco, como desconozco muchas otras cosas sobre el mercado editorial, y me gustaría saberlo para poder formarme una opinión más clara al respecto. Pero en todo caso lo que veo clarísimo es que, si la lectura fomenta la compra de libros y el mercado de libros de segunda mano fomenta la lectura, para fomentar la compra de libros digo yo que habrá que fomentar la lectura en general, y por tanto también la lectura y la compra de libros usados. Salvo que, como decía al principio, la lectura nos la traiga al pairo y lo único que nos interese sea el modelo del negocio editorial -que de todas formas, con Amazon o sin ella, tiene que actualizarse ya.
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Feminisimo para dummies 4. El Bechdel Test

Según la leyenda familiar mi primer libro fue “Carolina la marmota”, pero yo no me acuerdo. En mi memoria, el primero fue “Saltad todos” de Ken Whitmore, que llegó a mis manos en la Colección Naranja de Barco de Vapor (debía de tener unos 7 años). Recuerdo despertarme pensando en él y seguir leyendo antes de que se despertaran mis padres, con la casa en silencio. Recuerdo la ansiedad insoportable de las últimas páginas, pensar qué va a ser de mí sin estos personajes y esta historia (todos los juegos del mundo no eran nada en comparación) y la certidumbre de que después de él todo iba a ser diferente. Quizás no fue mi primer libro pero fue el que me convirtió en lectora.

Entonces no sabía que era un clásico de la literatura infantil, uno de esos libros “con valores” que recomiendan los pedagogos a la antigua. Un libro educativo, con una intención que ahora, con mi mente de adulta (mi mente adulterada), entiendo claramente como política. Era una historia de topos. En la narración imaginada por Whitmore, estos animales feos y miopes son, gracias a sus habilidosas construcciones subterráneas, los guardianes de la estabilidad de la tierra. Un día, cuando la actividad descontrolada de los humanos amenza con desequilibrarla para siempre, los topos hacen asamblea. Sólo hay un modo de salvar el planeta: convencer a los humanos para que salten todos a la vez, en un día y a una hora precisos. Unas pocas décimas de segundo que serán suficientes para que la armada de topos, duchos en arquitectura intra-terráquea, reparen a toda velocidad los desperfectos. ¿Pero cómo hacérselo comprender a los humanos, tan descreídos y tan ocupados siempre con sus cosas? Su contacto es un niño, que se convierte así en el protagonista de la historia y en pequeño heroe planetario (y yo con él: mundo aquí estoy). La historia acaba bien y con moraleja: si hoy seguimos aquí, dando vueltas en esta fabulosa estrella muerta, es porque un día fuimos capaces de ponernos de acuerdo.

Ken Whitmore es un dramaturgo inglés conocido sobre todo por sus obras de teatro radiofónico. De hecho, “¡Saltad todos!” fue escrito inicialmente como una pieza teatral con un título mucho mejor que el de Barco de Vapor: “Jump for Your Life: A Dangerous Play for Children”. Ya no publica, “desanimado por las arbitrarias restricciones del sistema actual”, pero mantiene un proyecto de asesoría literaria para escritores noveles. Tiene 64 años y vive en el Languedoc, en el sureste de Francia.

En algún lugar leí que en las obras de ficción infantil las cuestiones de género están escrupulosamente estudiadas (siento no tener la fuente). Al parecer, a partir de los 4 o 5 años es preferible que el protagonista sea un chico porque con él pueden identificarse tanto las niñas como los niños, mientras que si es una chica sólo se identican con ella las niñas y se pierde la mitad del lectorado. En realidad es más sutil y más perverso.



Hace tiempo alguien colgó en el Facebook esta viñeta. Estoy buscando al autor/a para añadir su nombre y el link a su blog (recuerdo que tenía uno).

Puede ocurrir, y es frecuente, que el peso de la acción recaiga en una niña (como en Caperucita o la Sirenita o la Princesita tal) o en una mujer joven (como Cenicienta o Blancanieves) pero, en esos casos, siempre suele haber una figura masculina que representa los valores de la virilidad y con la que la protagonista mantiene una relación de orden heteronormal: una relación que puede ser de carácter violento y masoquista (como el lobo) o de carácter romántico y salvador (como el príncipe, del que se enamora para toda la vida). En ambos casos, figuras de autoridad. El reparto suele completarse con otros personajes femeninos, igualmente estereotipados: la bruja mala, la hermanastra envidiosa o la cándida abuelita. En ningún caso, figuras de autoridad. Por el contrario, cuando el protagonista es de sexo masculino no suele haber una contraparte femenina o si la hay, no tiene demasiada importancia en el desarrollo en la historia (papeles accesorios, de tipo asistencial, tanto desde un punto de vista psicológico como narrativo). No recuerdo cómo eran los amiguitos del protagonista de “¡Saltad todos!” pero seguro que junto a él había una compañera fiel que creyó en la misión desde el primer momento y se desvivió por ella.

Es comprensible querer ser una princesa, pero las princesas son lo que son: la mayoría de las veces, un coñazo de personajes. Esto no es un statement contra la literatura sexista porque sería lo mismo que hacer un statement contra la literatura en general: el patriarcado somos todos, porque es nuestra forma de organización social más elemental, longeva, resistente y arraigada (más que el cristianismo y el capitalismo juntos). Me explico.


Este video es
The Bechdel Test for Women in Movies, publicado por Feminist Frequency e ideado originalmente por la autora de novela gráfica Alison Bechdel (muy recomendable: “Fun Home”). Según el Bechdel Test, para comprobar que las mujeres NO están infra-representadas en una película o en cualquier obra de ficción, esta tiene que responder afirmativamente a las tres preguntas siguientes:

1- ¿Aparecen al menos dos mujeres que tengan nombre?

2- ¿Hablan entre ellas?

3- ¿Hablan de algo que no sea un hombre?

El resultado es devastador. Repito, para los lectores rápidos: el objetivo del test no es cuestionar la calidad artística de las obras (las cumbres literarias y cinematográficas no lo pasan ni de cerca, y eso no les quita nada de su valor), sino poner de manifiesto hasta qué punto están marginados los personajes femeninos en las obras de ficción y por extensión en la historia de la cultura. ¿Hacemos una lista de pelis o novelas que superan el test? Y más difícil todavía: ¿hacemos una lista de pelis o novelas que superan el test y están escritos por un autor que no sea de género masculino? Un, dos, tres, responda otra vez. Valen series.

Mad Men: sobresaliente.

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